El nombre de coltán proviene de las primeras sílabas de los minerales: columbita y tantalita, que lo componen. Del coltán se extraen dos metales de transición del grupo 5 del Sistema Periódico: el tántalo (Ta) y el Niobio (Nb). El tántalo tiene propiedades que lo hacen esencial para ciertas aplicaciones, como la fabricación de condensadores utilizados en los móviles, mísiles balísticos, videoconsolas, DVD... Está clasificado como elemento estratégico por el Pentágono en EE.UU. Ésta es la razón de que su demanda crezca alrededor de un 10% cada año desde 1992, siendo las principales empresas que lo reclaman la alemana H.C. Starck, subsidiaria del grupo Bayer, y varias americanas (Tegera et al., 2002). El niobio tiene también aplicaciones parecidas.
Aunque el coltán fue descubierto a principios del siglo XIX, los últimos avances tecnológicos han multiplicado su valor, alcanzando precios record en el mercado en el año 2000. Es escaso en el mundo y su mayor depósito se encuentra (un 80% de las reservas mundiales) (Montague, 2002), para desgracia de su población, en la RDC.
Mientras los gobiernos de muchos países luchan por el control de este mineral y, por tanto, de la RDC; la población se empobrece cada vez más. Miles son las personas que día tras día trabajan por conseguirlo en las minas. Entre estas personas encontramos a mineros, pero también a niños que dejan sus escuelas y que tristemente son la mano de obra más barata y más fácil de silenciar.
